miércoles, 2 de mayo de 2012

La formación musical de los niños.






A comienzos del s. XX se inicia un movimiento en el campo de la formación musical  que cuenta con figuras tan relevantes como C. Orff, E. J. Dalcroze, Z. Kodaly, S. Suzuki o Edgar Willems.
  Todos ellos destacan por presentar una pedagogía musical más moderna, basada en las relaciones psicológicas existentes entre la música, el ser humano y el mundo creado.
  Emile Jacques Dalcroze se yergue como precursor de la musicoterapia al romper con los esquemas tradicionales y desarrollar una terapia educativa rítmica para enfermos, que partía de sus propios ritmos  para establecer la comunicación.
Karl Orff tomó como eje de su pedagogía musical el movimiento corporal, utilizándolo en todas sus posibilidades comunicativas. Unía así la creatividad y la música, favoreciendo la socialización.
Edgar Willems, a su vez, presenta un sistema  pedagógico en el que destaca:

“...el concepto de educación musical y no  el de instrucción  o de enseñanza musical, por entender que la educación musical es, en su naturaleza, esencialmente humana  y sirve para despertar y desarrollar las facultades humanas”

Contribuye  así a una mejor  armonía del hombre consigo mismo al unir los elementos  esenciales de la música con los propios de la mentalidad humana.
Para ello muestra la música como un lenguaje, como una progresión, desarrollando el oído  o “inteligencia auditiva” y el  sentido rítmico, que sientan  las  bases para la práctica del  solfeo. Un solfeo que  presenta  nuevas técnicas  y que encuentra en  el musicograma la mejor forma de abordarlo  con los  más pequeños.
El pedagogo musical belga  J. Wuytack  introdujo el concepto (y práctica ) de musicograma, entendiéndolo como una plasmación gráfica de la parte  formal e instrumental de la partitura  cuya  audición  se trabaja.
Se trata del empleo de una serie de elementos con distintos colores y tamaños en función de los ritmos, timbres, compases o frases que se desean remarcar y con los que los niños encuentran una representación material (distinta pero complementaria al pentagrama) de los elementos abstractos del solfeo, de manera que su iniciación musical resulta más lúdica y placentera, desarrollando desde edades tempranas el amor por la música incluso en sus aspectos más teóricos.
El método Willems se orienta  a la educación de los niños, tratando de que cualesquiera que sean sus dones musicales puedan desarrollar a través de la música sus facultades sensorio-motrices, cognitivas y afectivas.
  Abre también la puerta a las familias, apostando por una educación activa y creativa en la que el entrenamiento trascienda del recinto escolar, cobre vida e impregne toda la expresión del ser.
  La actividad musical se entiende  como un campo abierto y plural que favorece  el desarrollo artístico y cultural en el que se combinan el  modo de hacer, el saber y el ser para  mejorar la inteligencia  musical  y la sensibilidad estética del alumno, como individualidad y como ser social.
Entre los objetivos que Edgar Willems se marca  con sus  discentes, con los que trata de hacer más humana y lúdica la educación musical enfocándola especialmente a la educación infantil, destacan tres: 

        1) Musicales: con los que pretende que amen la música desarrollando todas sus posibilidades y abriéndose a las manifestaciones de las diversas épocas y culturas.
         2) Humanos: trata de que, mediante la música, se desarrollen armónicamente todas las facultades del individuo, haciendo hincapié en las intuitivas y creativas.
        3) Sociales: enfoca su método a todo tipo de alumnado, poniendo gran énfasis en el beneficioso trabajo en grupo y en su prolongación al ámbito familiar.

Para concluir decir que para despertar en los niños el gusto por la música no basta con ponerles música para que la escuchen, sino que hay que crear situaciones de escucha activa.
Mezclar sonido, texto y gráficos de una sola vez limita  las explicaciones teóricas, que en la educación infantil (por ejemplo) pueden resultar aburridas, y permite  además trabajar  con instrumentos  y expresión corporal. El  musicograma es la plasmación de esta forma de entender la música.
Por otra parte, el musicomovigrama se revela como la nueva tendencia para la que dibujar la música ya no es suficiente, sino que  se deben  plasmar los sentimientos e imágenes mentales que nos produce oírla. Y una vez escaneados esos trazos, verlos en  movimiento mientras  se escucha la música sobre la que se ha  trabajado.

En definitiva,   como afirma K. Swanwick:

“todos somos  potencialmente  musicales, como  todos  somos potencialmente  seres capaces de adquirir el lenguaje; pero  eso no significa  que el desarrollo musical pueda darse sin estimulación y sin nutrición, al igual que ocurre con la adquisición del lenguaje”.
 

 
Para profundizar sobre el tema, recomiendo la siguiente bibliografía:
 
       Swanwick, K. (1991) Música, pensamiento y  educación. Morata. Madrid.

       Willems, E. (1976) La  preparación  musical de los más pequeños. Eudeba. Buenos Aires.

      Willems, E. (1984) Las bases psicológicas de la educación musical. Eudeba. Buenos Aires.

      Willems, E. (1994) Valor humano en la educación musical. Paidós. Barcelona.

      Willems, E. (2001) El oído musical. La preparación auditiva del niño. Paidós. 
       Barcelona.  

    Wuytack, J.  y Boal Palheiros, G. (1996) La  audición musical activa. Associaçao Wuytac k de  Pedagogía Musical. Porto.

martes, 1 de mayo de 2012

El maltrato en la infancia .


   









  Alice Miller es una psicóloga suiza conocida por su trabajo sobre la infancia y, más concretamente, el maltrato infantil.
Algunos de los conceptos básicos elaborados por Alice Miller son:

      Pedagogía negra: se refiere a una educación cuya finalidad es despedazar la voluntad del niño y hacer de él un súbdito obediente, ejercitando de manera evidente u oculta el poder, la manipulación y el chantaje. Un ejemplo serían los métodos para “enseñar” a los niños a dormir, ya que el objetivo final es educar en la obediencia desde los primeros meses.
     Testigo servicial: es la persona que da apoyo, a veces incluso sin saberlo, al niño maltratado, ofreciéndole una especie de contrapeso en la crueldad que ejercen sus cuidadores más cercanos. Puede ser cualquier persona de su entorno: un abuelo, un profesor, un vecino, un hermano. Con gran frecuencia, suelen serlo estos últimos. Ofrecen simpatía y amor al niño, sin intención de manipularlo con objetivos pedagógicos, le dan confianza y le transmiten la impresión de que no es malo y merece amabilidad. Gracias a este personaje, el niño aprende lo que es el amor y, a veces, consigue conservar en su interior amor, bondad y otros valores. Sin esta figura, el niño exalta la violencia y más adelante recurrirá a ella con mayor o menor brutalidad.
     Testigo iniciado: en la edad adulta, un papel similar al del testigo servicial lo puede tener alguien que sí es consciente del mismo. Se trata de una persona que conoce las consecuencias del estado de abandono y maltrato infantil infligido al niño, de expresar empatía y de ayudarle a comprender mejor los sentimientos de miedo y de impotencia, para aprovechar mejor las posibilidades que tiene el adulto. Pueden ser docentes, abogados, consultores o autores de libros (como la propia Alice Miller se considera).

  Gran parte de la obra de Alice Miller busca demostrar la validez universal de los mecanismos para negar y eliminar el sufrimiento infantil. Atribuye gran importancia a las experiencias vividas en los primeros días y meses de vida, sin negar el papel de las experiencias sucesivas. Es más, la presencia de personas empáticas es fundamental para quien sufre. Pero el adulto que ha sido niño maltratado sólo consigue sentir empatía si es consciente de lo que las antiguas privaciones han implicado para su persona y si no las subestima.

Medicina antes que conocimiento.
  Según AM, la gente tiende a recurrir a menudo a la medicina para curar sus síntomas antes que ir a la raíz del problema. Ésta sería el maltrato en la infancia. El hecho de poder hablar sobre los sentimientos de ira, rabia, frustración, etc, sufridos entonces ayudan mucho más a la curación que la ingestión de fármacos.
  La motivación del médico para tal comportamiento es la propia necesidad de ocultar el miedo y la impotencia para conservar su prestigio. Además, debería tener un conocimiento básico de la medicina psicosomática. La razón se niega a reconocer la verdadera naturaleza del maltratador (una figura cercana, como el padre o la madre) y tal rechazo origina la enfermedad, que continúa a manifestarse hasta que no se toma conciencia de la situación.
  El proceso de cura necesita enfrentarse al trauma infantil y de deshacer los numerosos mecanismos de defensa que han sido erigidos para proteger al niño de un sufrimiento que, de otra forma, sería insoportable.

Castigos corporales.
  AM defiende que tratar la infancia ayuda a tomar conciencia de la propia historia y entender por qué se siente todavía como una víctima necesitada de ayuda. Pero esto no implica que el adulto sea irresponsable de sus actos y de su comportamiento. Para AM la prescripción de fármacos es el remedio sólo cuando el paciente no está interesado en descubrir el origen de sus problemas.
  No se avanza huyendo de la verdad que llevamos dentro, ya que nos acompañará siempre, nos hará sufrir, aumentará nuestra confusión y debilitará nuestro autoconocimiento.
  Si a un niño se le hace creer que las humillaciones y torturas se hacen por su bien, seguirá convencido de ello por el resto de su vida. Por tanto, maltratará a sus hijos pensando de hacer lo correcto. Pero, ¿dónde terminaron la rabia, el furor, el dolor que tuvo que sofocar de pequeño cuando le pegaban asegurándolo que era por su bien?.
  Un niño que recibe golpes no aprende a protegerse, sino a tener miedo. Y también aprende a ignorar el dolor, hasta casi no advertirlo y sentirse culpable. Y, ya que ha sido agredido cuando era indefenso, aprende a creer que un niño no merece ni consideración ni respeto ni protección.
  Los mensajes erróneos depositados en el cuerpo serán la información básica con la que el niño construirá su imagen del mundo y de sí mismo. Cuando el niño sea incapaz de defender su propio derecho a la dignidad y el sufrimiento físico como señal de peligro, no conseguirá orientarse en función a ello. Sufrirá, por el contrario, su sistema inmunitario. El cuerpo conserva todos los recuerdos y el adulto no podrá librarse de ellos. Es más, de forma inconsciente, dominan toda su vida, su comportamiento, el modo de reaccionar a las situaciones nuevas y, sobre todo, la relación con los hijos.

Qué se puede hacer.
  A menudo los adultos encuentran gran hostilidad cuando se ponen incondicionalmente de parte de los niños y los defienden. Con su comportamiento cuestionan un sistema entero que para otros es un marco de referencia seguro. El testigo consciente puede sufrir intimidaciones y rechazo.
  Cuando, como padres, reproducimos el comportamiento erróneo de nuestros padres, AM aconseja no desesperarse. El adulto también sufrió dolor y ahora su gesto automático también lo provoca. Pero es mucho más fácil corregir un error si como tal se percibe y como tal se juzga. Lo importante es no decir a los hijos que se hace por su bien.
  Otras soluciones que se pueden buscar es esforzarse en ser conscientes de lo que hemos vivido como niños, de las opiniones que hemos recibido acríticamente, comparándolas con nuestra percepción adulta. Esto ayuda a percibir las cosas de frente a las que éramos ciegos e insensibles para protegernos de la violencia del dolor hasta que no encontramos un testigo capaz de escuchar con empatía. En este contexto, es posible redescubrir el origen de las emociones infantiles eliminadas, encontrarles un sentido actual para nosotros.
  Y recuerde, los datos científicos han demostrado que los niños pegados y castigados son más obedientes a corto plazo y más agresivos y destructivos a largo plazo.

Conclusiones.
El origen y las consecuencias del maltrato infantil son idénticas: la negación de las heridas sufridas en el pasado nos lleva a ejercer el mismo daño a las siguientes generaciones. A menos que no decidamos aceptar saberlo, reconocerlo.
El castigo genera miedo y, a menudo, produce en el niño un estado de torpeza que no le permite reflexionar tranquilamente, ya que el terror le invade, le sobrepasa.
La violencia se aprende en familia y en familia se continúa a ejercerla. Es un círculo vicioso que es necesario romper. Los niños que han sido respetados desde la infancia irán por el mundo con los ojos y las orejas bien abiertos y sabrán protestar con palabras y acciones constructivas contra la injusticia y la ignorancia.

Tomado de En tribu.

martes, 24 de abril de 2012

Escuelas democráticas.

                

  Las escuelas democráticas son una opción más entre las consideradas escuelas alternativas. Se podría decir que las escuelas alternativas son llamadas así porque son una opción que es minoritaria frente a la prevalente.
   La principal característica de las escuelas democráticas es que la participación en ellas de los alumnos y del personal es libre e igualitaria. Esto se aplica mediante la toma de decisiones conjuntas por parte de todos los participantes en lo relativo a la organización cotidiana y el aprendizaje.
   El conocido escritor Tolstoi fue el pionero en la apertura de una escuela de este tipo en su Rusia natal a finales del siglo XIX. Pero la que sin duda mayor notoriedad ha alcanzado es Summerhill, fundada por Alexander S.Neill, en Inglaterra. En la actualidad hay más escuelas democráticas en el mundo, aunque siguen siendo una rareza.
Los aspectos más significativos de estas escuelas son los que siguen:

Currículum
  No se sigue un currículum obligatorio prefijado, sino que se enfatiza en el aprendizaje como fruto de la actividad voluntaria y el mero interés del estudiante por realizarla. Se estimula mucho el intercambio de ideas, la conversación, entre los alumnos, ya que interactuar con otras personas es básico para encontrar los propios intereses. A menudo los estudiantes de mayor edad son “tutores” de los más jóvenes. En definitiva, el alumno es quien decide qué, cuándo, cómo y con quién aprende.
  Cada uno es responsable de su propia educación, y deben tomar decisiones constantemente. Hay quien lo considera una forma de “unschooling”.

Calificaciones
  Dada la ausencia de currículum oficial, es difícil poder establecer una clasificación de estudiantes en función de sus logros. Por ello, las calificaciones no existen. Los exámenes que se llevan a cabo son los que el estado exija y los que las universidades requieran para ingresar en ellas.

El juego
  No hay ningún tipo de restricción a jugar. Los estudiantes pueden hacerlo tanto cuanto quieran, y sin que nadie dirija el mismo. Los juegos electrónicos  están también aceptados. Gran parte del tiempo suele pasarse al aire libre. La mayor parte de los críticos a este tipo de colegios centran sus dardos en la consideración (ampliamente aceptada) de que jugar es perder el tiempo, a no ser que se trate de juegos educativos. 

Castigos
  Contrariamente a lo que muchos podrían esperar, sí que existen los castigos o sanciones. Generalmente, se crea la figura del mediador, que intenta que cuando surge un conflicto, escuchando a las dos partes, éstas lleguen a una solución. Pero no siempre es posible. Si la asamblea o el tribunal que se crea para dirimir estos problemas concluye que alguien ha actuado de manera incorrecta, le puede imponer (o no) una sanción. 

PARA SABER MÁS

 
 En este libro, Apple y Beane han seleccionado cuatro experiencias de trabajo cotidiano de profesores de primaria y secundaria directamente comprometidos en prácticas escolares innovadoras y que hacen de la democracia su estilo de vida y su ideal. Sus acciones atestiguan el poder de las personas que trabajan en equipo para superar dificultades y conseguir metas creativas en educación. En momentos en los que se está poniendo en cuestión la viabilidad de la escuela pública, las experiencias que aquí se recogen nos recuerdan su importante papel en la cimentación de bases firmes sobre las que asegurar y perfeccionar sociedades democráticas.

miércoles, 18 de abril de 2012

Ciencias sociales. Sistemas económicos y sociales: capitalismo, comunismo y anarquismo.

         



CAPITALISMO
  

   Sistema económico y social en el que la propiedad de los medios de producción (conjunto de los medios de trabajo, como máquinas y utensilios de diversas clases y materias primas) corresponde a los capitalistas (empresarios,  magnates) y está separada de los trabajadores, que disponen sólo de su fuerza de trabajo (esfuerzo físico e intelectual). 
  Asimismo, se define también al capitalismo como régimen económico, político y social que descansa en la búsqueda sistemática del beneficio gracias a la explotación de los trabajadores por los propietarios de los medios de producción y de cambio (empresarios, magnates).


 COMUNISMO
 

  Doctrina que tiende a la colectivización de los medios de producción, a la distribución de los bienes de consumo según las necesidades de cada uno y a la supresión de las clases sociales. En la base del comunismo se halla la denuncia de las desigualdades sociales. Se preconiza la sustitución del régimen de propiedad privada por una socialización estatal. 
  Según Marx, la transformación de la sociedad es una consecuencia lógica de las profundas contradicciones del sistema capitalista.


 ANARQUISMO
 


  Ideología que desecha toda autoridad, en particular la del estado, y preconiza la libertad absoluta y la espontaneidad del individuo.
  Alude a una forma de gobierno que prescinde de Estado, donde las instituciones son formadas por el libre acuerdo, es decir, sin usar la fuerza para obligar a otros;  asimismo, en términos generales, el anarquismo plantea una sociedad políticamente organizada sin Estado.La idea común de los anarquistas es que consideran que el Estado es innecesario y también directamente perjudicial en la medida en que atenta contra las  libertades de los individuos. Este concepto de anarquía es sinónimo de acracia, llamada por algunos autores orden natural. Los anarquistas de diferentes corrientes difieren en gran medida de la forma exacta de esta sociedad ideal. El principio básico en que están de acuerdo es en la no existencia de un Estado central dentro de un sistema de no agresión o anarquía. Dentro de este marco, la mayoría de tendencias anarquistas proponen que un sistema de asociación voluntaria de un tipo u otro puede proporcionar los servicios para los cuales los seres humanos han confiado en las instituciones coercitivas externas del Estado.



RELACIÓN ENTRE EL ANARQUISMO Y EL COMUNISMO.

  La principal diferencia entre estos dos grupos fue que los marxistas (comunistas) proponían un período de transición después de la revolución social (socialismo) antes de la disolución final del estado, idea que los bakunistas (anarquistas) no aceptaban, considerando que la revolución debía acabar inmediatamente con el estado. El resultado final de esta división fue la expulsión de los anarquistas y anarcosindicalistas de la Primera internacional.


Preguntas que debemos hacer a nuestros alumnos en clase:

¿Todas las personas somos iguales?
¿Es necesario que lo seamos?
¿Hay desigualdades en la sociedad?
¿Es inevitable que en la sociedad haya desigualdades?
¿Es conveniente que haya ricos y pobres en nuestra sociedad?
¿Quién genera riqueza en nuestra sociedad? ¿Cómo?
¿Es equitativo que no todos seamos iguales?
¿Es ecuánime una sociedad piramidal (estratificada) donde unos pocos manden sobre la gran mayoría?
¿Es equilibrado que la mayor parte de las riquezas esté en manos de unos pocos?
¿Es asumible que la parte más pequeña de las riquezas esté en manos de la mayoría?
¿Es imprescindible el Estado?
¿El Estado constriñe a los ciudadanos de algún u otro modo o los libera?  
¿El Estado nos protege?
¿Ejerce el Estado algún tipo de violencia sobre las personas?
¿Ejercemos las personas algún tipo de violencia sobre el Estado?
¿Es absolutamente imprescindible que tengamos profesionales de la política?
¿Somos las personas lo suficientemente maduras para autogobernarnos?
¿Qué otros modelos de sociedad concibes?


sábado, 7 de abril de 2012

Educación libertaria: otro modelo de enseñanza.


                         



   Muchos padres y profesores se quedarían atónitos ante la idea de imaginarse a un grupo de niños correteando a sus anchas por el colegio, sin ningún tipo de horarios, clases asignadas o exámenes cada trimestre. Imaginarse a niños que viven bajo una anarquía escolar es algo prácticamente impensable para la gran mayoría de la sociedad, pero este sistema pedagógico existe en nuestro país desde hace ya más de un siglo.

   Las escuelas libertarias aparecieron de la mano de Francesc Ferrer i Guardia, pedagogo libertario que inauguró la primera escuela moderna en 1901 en Barcelona, ganándose así la enemistad de los sectores más conservadores. Este tipo de educación alternativa a la oficial ha ido evolucionando a lo largo del tiempo. Actualmente estas escuelas se definen por creer firmemente en que la enseñanza reglada perjudica a las personas, independientemente de que ésta sea pública, privada, laica o religiosa. Para los libertarios la enseñanza oficial moldea las mentes de los individuos para hacerlos sumisos al poder establecido, a la vez que eliminan el espíritu crítico y fomenta el autoritarismo e individualismo.

   Cada escuela libertaria tiene su propia personalidad, pero parten de la base de unos principios comunes, opuestos a toda enseñanza reglada. Como bien indica su nombre, el más importante es el principio de libertad, que no es compatible con el de la irresponsabilidad, añadiéndole a esto  el respeto y apoyo mutuo. 
   Se fomenta el ansia por saber, sin obligar bajo ningún concepto a que se canalice la información, sino que el profesor, llamado "adulto", respeta en todo momento el ritmo de autoaprendizaje y educación individual. Estos principios suelen aplicarse fundamentalmente en lo que se llama "proceso de socialización", que implica a niños de entre tres y ocho años. Según los libertarios, todo ser humano despierta la curiosidad por saber, y ese es su propósito durante esta fase, no enseñar, sino ayudar a los niños a educarse a sí mismos, que quieran aprender por el mero hecho de tener una vida más plena.

   El proceso intelectual llega cuando el alumno comienza a interesarse y a realizar preguntas. Cualquier tema por el que muestre interés se complementará con otros aspectos intelectuales. Si a alguien le gusta la pintura, no sólo aprenderá arte, sino que también conocerá aspectos como de dónde proviene el material que utiliza para realizar sus trabajos (química) o la formación de los colores. Si a un alumno le gusta tocar la trompeta o la guitarra, además de dar clases de interpretación, también se le introducirá en el mundo del lenguaje musical. 

   A pesar del carácter  libertario que define a estas escuelas, en ningún momento se intenta adoctrinar a los niños; no se desea crear libertarios: en la bibliotecas de los colegios e institutos existen libros de todo tipo, desde profundos pensadores anarquistas hasta autores de extrema derecha. También es importante la relación con la naturaleza, la comprensión de la misma, el respeto hacia ella y la capacitación de los niños para poder vivir y cultivar de ella sin destruir el ecosistema.

   En una escuela libertaria todos son importantes y existen en la menor medida posible los cargos piramidales (sociedad estratificada). Todos aprenden de todos, niños y adultos; existe siempre una relación recíproca, un feedback de conocimiento. Para ello, se crean asambleas de discusión y promueven los debates para despertar en los pequeños la capacidad crítica y convertirse así en personas libres y autónomas.

   Se podrá estar más o menos de acuerdo con este modelo pedagógico, pero lo cierto es que, guste o no, un niño nunca podrá ser libre en su totalidad y, por lo tanto, no lo podrá ser en su vida de adulto, porque todos, absolutamente todos, estamos influenciados desde el preciso momento en que nacemos, porque somos la consecuencia de unos actos ajenos. Nos convertimos en lo que somos condicionados por un adulto, entorno o cultura. Un libertario siempre será libre dentro de los parámetros de esa libertad condicionada.