Robert Neville es el único superviviente de una guerra bacteriológica
que ha asolado el planeta y ha convertido al resto de la humanidad en
vampiros. Su vida se ha reducido a asesinar al máximo número posible de
estos seres sanguinarios durante el día, y soportar su asedio cada
noche. Para ellos, el auténtico monstruo es ese hombre que lucha por
subsistir en un nuevo orden establecido.
Todo un clásico en su género; éste es un perturbador relato sobre la
soledad y el aislamiento y una reflexión sobre los binomios como
normalidad y anormalidad, bien y mal, que se evidencian como una mera
convención derivada del temor y el desconcierto ante lo diferente.
Sitúa la acción en un Estado totalitario. El poder es el valor absoluto y
único; para conquistarlo no hay nada en el mundo que no deba ser
sacrificado y una vez alcanzado, nada queda de importante en la vida a
no ser la voluntad de conservarlo a cualquier precio. Todo está
controlado por la sombría y omnipresente figura del Gran Hermano, el jefe que todo lo ve, todo lo escucha y todo lo dispone.
Bradbury nos relata la conquista y colonización de Marte en una serie
de fascinantes cuentos. Conmovedor, perturbador, extraño y hermoso son
algunos de los adjetivos que se han aplicado a estas historias.
Fue publicado originalmente en el Reino Unido en 1951 bajo del título The Silver Locusts.
En la edición definitiva «The Fire Balloons» (Noviembre 2002. Publicada
como «In This Sign in Imagination» en abril de 1950) fue eliminada, y
«Usher II» fue añadida.
En 1955, con el prólogo de Borges, Francisco Porrúa inaugura su
editorial Minotauro con la edición de este clásico, con la traducción de
Francisco Abelenda, la única en castellano.
Fahrenheit 451 nos ofrece la novela de un extraño y
horroroso futuro. Montag, el protagonista, pertenece a una extraña
brigada de bomberos cuya misión, paradójicamente, no es la de sofocar
incendios, sino la de provocarlos para quemar libros. Porque en el país
en que vive Montag está terminantemente prohibido leer. Porque leer
obliga a pensar. Y en el país en que vive Montag está prohibido pensar.
Porque leer impide ser feliz. Y en el país en que vive Montag hay que
ser feliz a la fuerza.
Como 1984, de George Orwell, como Un mundo feliz, de Aldous Huxley, Fahrenheit 451 describe una civilización occidental esclavizada por los medios, los tranquilizantes y el conformismo.
La visión de Bradbury es asombrosamente profética: pantallas de
televisión que ocupan paredes y exhiben folletines interactivos;
avenidas donde los coches corren a 150 kilómetros por hora persiguiendo a
peatones; una población que no escucha otra cosa que una insípida
corriente de música y noticias transmitidas por unos diminutos
auriculares insertados en las orejas.
Película relacionada: Fahernheit 45, de François Truffau.
«Con El fin de la infancia —escribió Basil Davenport—
Arthur C. Clarke se une al pequeño grupo formado por Olaf Stapledon, C.
S. Lewis y quizá H. G. Wells, que ha usado la ciencia ficción como
vehículo de ideas filosóficas. Dicho esto, es necesario añadir que El
fin de la infancia es un libro tan ameno, desde el punto de vista de la
narrativa pura, como cualquier otra novela común contemporánea».
El fin de la infancia —obra que según William Du Bois merece
la total atención de los habitantes de «esta época de ansiedad»— tiene
como tema la futura evolución del hombre. Una raza extraña llega a la
Tierra y trae consigo paz, prosperidad... y la inesperada tragedia de
la perfección. ¿Qué seguirá a la extinción de la raza humana? Arthur C.
Clarke, en un final de notable belleza, plantea la más alucinante de las
hipótesis.
El futuro. En un universo paralelo, con leyes físicas ligeramente
distintas a las nuestras, sus habitantes descubren la forma de
intercambiar materia con nosotros. Materia que, una vez en el universo
de destino, y merced a las diferencias físicas entre ambos, comienza a
desprender energía de forma espontánea. Una vez consumida la capacidad
energética del material puede volver a ser intercambiado, para
recomenzar el ciclo. ¿Qué podríamos hacer con un suministro de energía
gratuita e inagotable?
Más allá que cualquier otra historia, esta novela destaca por una
impresionante descripción del cosmos, una visión que nos hace aún más
insignificantes de lo que podíamos pensar. Con una gran maestría, Asimov
nos va sumergiendo en un universo totalmente diferente al que
conocemos. Un auténtico derroche de imaginación.
Las fábulas ideadas por Herbert George Wells (1866-1946), uno de los
padres, acaso el más notable, de la ciencia ficción, han demostrado a lo
largo del tiempo mantener un vigor y tocar unos resortes del
inconsciente humano que a menudo las han elevado a iconos del mundo
moderno. La guerra de los mundos (1898), relato trepidante que narra la
invasión de la Tierra por los marcianos y que supuso por primera vez la
irrupción de seres de otros planetas en el nuestro, marcó en buena
medida la fantasía del siglo xx y abrió un filón -el del contacto de los
hombres con seres extraterrestres- que no tardó en convertirse en uno
de los más importantes de la ciencia ficción, sirviendo de inspiración a
numerosos artistas posteriores en los ámbitos de la radio, el cine, la
literatura, el cómic y la televisión.
La primera expedición colonizadora a Marte formada por cuatro
matrimonios resulta un fracaso pues todos fallecen al poco de llegar.
Dieciocho años más tarde, una nueva expedición descubre que hay un
descendiente, Michael Smith. Cuando es traído a la Tierra todo serán
problemas para un joven que se siente completamente ajeno a ese extraño
mundo.
Hay dos versiones de esta novela: la publicada en vida del autor, y la que publicó su viuda a partir del manuscrito original.
Una noche de amargura y desengaño, un hombre contempla el firmamento
desde lo alto de una colina. De pronto se ve inmerso en una suerte de
viaje astral que lo traslada por toda la galaxia, de la que explorará el
nacimiento y el ocaso, con la meta última de comprender la naturaleza
de la fuerza primigenia, el enigmático «hacedor de estrellas».
Stapledon abre un gran angular cuyo protagonista es la inmensidad del
tiempo y del espacio, invitándonos a una auténtica aventura
existencial. Entre la cosmogonía y la fábula científica, ésta es, en
palabras de Borges, una «novela prodigiosa» que ha merecido un lugar
privilegiado entre los clásicos de la ciencia ficción.
Un sobrecogedor viaje interestelar en busca de la evidencia de que el
ser humano no está solo en el cosmos. Una expedición a los confines del
universo y a los del alma, en la que pasado, presente y futuro se
amalgaman en un continuo enigmático. ¿Qué esencia última nos rige? ¿Qué
lugar ocupa el hombre en el complejo entramado del infinito? ¿Qué es el
tiempo, la vida, la muerte..? Una grandiosa novela de dimensiones épicas
cuyo amplio abanico de interpretaciones ofrece una visión totalizadora.
Arthur C.Clarke colaboró estrechamente con Stanley kubrick en la
producción de la célebre película homónima.
Un mundo feliz es un clásico de la literatura del siglo XX.
Con ironía mordiente, el genial autor plasma una sombría metáfora sobre
el futuro, muchas de cuyas previsiones se han materializado, acelerada e
inquietantemente, en los últimos años.
La novela describe un mundo en el que finalmente se han cumplido los
perores vaticinios: triunfan los dioses del consumo y la comodidad, y el
orbe se organiza en diez zonas en apariencia seguras y estables. Sin
embargo, este mundo ha sacrificado valores humanos esenciales, y sus
habitantes son procreados in vitro a imagen y semejanza de una cadena de
montaje...
Shevek, un físico brillante, originario de Antares, un planeta aislado y
«anarquista», decide emprender un insólito viaje al planeta madre
Urras, en el que impera un extraño sistema llamado «propietariado»,
Shevek cree por encima de todo que los muros del odio, la desconfianza y
las ideologías, que separan su planeta del resto del universo
civilizado, deben ser derribados. En este contexto la autora explora
algunos de los problemas de nuestro tiempo: la posición de la mujer en
la estructura social, la complejidad de las relaciones humanas, los
méritos y las promesas de la ideologías, las perspectivas del idealismo
político en el mundo actual.
A través del diario de un disminuido psíquico que es seleccionado
para un experimento que permite triplicar la inteligencia, asistimos
primero a cómo su inteligencia le descubre la amarga realidad y le
separa de aquellos que creía sus amigos. El nombre alude al ratón
Algernon, con el que Charlie compite recorriendo un laberinto.
Fue publicado por primera vez en abril de 1959 en The Magazine of Fantasy & Science Fiction como novela corta y recibió el premio Hugo en 1959. Por su ampliación a novela en 1966 recibió el premio Nebula.
Arrakis: un planeta desértico donde el agua es el bien más preciado,
donde llorar a los muertos es el símbolo de la máxima prodigalidad. Paul
Atreides: un adolescente marcado por un destino singular, dotado de
extraños poderes, abocado a convertirse en dictador, mesías y mártir.
Los Harkonnen: personificación de las intrigas que rodean el Imperio
Galáctico, buscan obtener el control sobre Arrakis para disponer de la
melange, preciosa especie geriátrica y uno de los bienes más codiciados
del universo. Los Fremen: seres libres que han convertido el inhóspito
paraje de Dune en su hogar, y que se sienten orgullosos de su pasado y
temerosos de su futuro. Dune: una obra maestra unánimamente reconocida
como la mejor saga de ciencia ficción de todos los tiempos.
Hola Julio,
ResponderEliminarMe resulta molt interesant la entrada de blog, de fet he llegit molts dels llibres que exposes. Agafe com a referència el de Un mundo Feliz. Per altra banda, afegiría un parell de llibres a la llista:
- "La Fundación" de Asimov, Isaac. (Cicle de Trantor)
- "El juego de Ender" de Scott, Orson.
Este últim especialment recomanat donat que enfoques el tema a la lectura juvenil. A més, van a estrenar una pel·lícula basada en esta obra, podría ser un incentiu. Salutacions.
Andrés Lerma
El primer sí m'ho he llegit, però el segon no; M'ho llegiré. Molt bones les teues observacions. Mil gràcies.
ResponderEliminarJulio Llamas.