jueves, 13 de diciembre de 2012

Los maestros y maestras en Finlandia.




  En Finlandia, ser maestro (profesor de Educación Primaria) es un verdadero honor.
  En este país, precisamente, es el maestro el que cuenta con la mayor preparación académica dentro de los diferentes grupos de docentes.
   En la Primaria es donde  los niños y niñas van a adquirir las importantísimas bases de todos los aprendizajes posteriores; este nivel educativo es a la educación lo que los cimientos a una casa. Si no hay una buena base, no se puede construir nada.

  Entre los 5 y los 7 años de edad, aproximadamente, es cuando se realizan en los alumnos las conexiones mentales más decisivas. Por esto, se hace absolutamente imprescindible contar con extraordinarios profesionales en la educación y, más concretamente, dentro de las primeras etapas.

   No todos pueden ser maestros en el país nórdico. Se necesita un 9 sobre 10 en las notas de bachillerato y de reválida para acceder a la universidad. Además, el aspirante a docente ha de demostrar que posee una enorme inteligencia social y emocional. Las pruebas para poder entrar en las distintas facultades son bastante duras: se tienen en cuenta la capacidad de empatía, la comunicación, las aptitudes artísticas, las tecnológicas, se realizan pruebas matemáticas, de lengua y literatura, de ciencias, etc. Posteriormente, los diferentes centros universitarios admiten o no a los que estudiarán la carrera de Magisterio. Sólo acceden a estos estudios superiores alrededor de un 10 % de todos los que se presentan.

   Para los finlandeses ser maestro tiene la misma consideración social (o más) que ser, por ejemplo, médico.

   Los maestros en Finlandia están extraordinariamente bien valorados. Esta nación dedica aproximadamente el 12 % de los presupuestos del estado a financiar el modelo educativo.

   La educación, sin duda alguna, es la clave para el desarrollo de un sociedad, sea cual sea ésta.

  Como dice Frato (Francesco Tonucci), que es un reconocido maestro, psicopedagogo y dibujante: "Es de ignorantes pensar que es más importante la educación universitaria que la Educación Infantil o la Primaria".

   Cada nivel educativo es importantísimo,  pero si se tiene una buena base (Infantil y Primaria), la casa difícilmente se caerá.

   A modo de conclusión diré que un buen maestro no sólo enseña los tiempos verbales, la raíz cuadrada, geometría (por ejemplo, los cuadriláteros paralelogramos y no paralelogramos), los poemas de Machado o de Rafael Alberti, las partes de una célula, la Revolución francesa, el Clasicismo en música... y a sumar, dividir, restar, multiplicar y leer, sino que ha de prender el intelecto en sus alumnos, mostrarles diferentes perspectivas, hacer que desarrollen el pensamiento crítico, retirar sus prejuicios; el buen maestro ha de observar con atención distintos comportamientos y actuaciones emocionales y sociales para poder actuar e interactuar adecuadamente en el aula, velar por la salud emocional de los niños y niñas, tratar con los padres o tutores legales y mediar con éstos en muy diversos aspectos, solucionar distintos conflictos y conductas disruptivas, colaborar con el resto de los profesionales educativos (psicólogos, educadores sociales, psicopedagogos, logopedas, etc.), estudiar a fondo el entorno sociofamiliar de nuestros alumnos, eliminar los propios prejuicios que podamos tener los docentes para llevar a buen puerto a nuestros chavales...

    Y es que ser maestro es relativamente fácil; ser buen maestro, muy difícil.

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