“MAESTROS DE LA REPÚBLICA. Los otros santos, los otros mártires”. (María Antonia Iglesias )
Éste es un libro que te engancha, te estremece y te conmueve. Es la historia de once maestros republicanos asesinados por las hordas fascistas, con la connivencia de la derecha recalcitrante y más extrema. Pero esta narración no es sino la muestra de lo que fue el frío exterminio premeditado, planificado y estudiado de los que fueron el firme puntal de los valores republicanos: los maestros de la República.
Cuando la España caciquil y derechona se levanta contra el gobierno de la República, no piensa sólo en vencer, sino en erradicar los valores que ella representaba y que tanto esfuerzo costó implantar en la sociedad. Había que exterminar, destrozar, arrancar de las conciencias el mínimo germen de libertad, solidaridad y respeto por los demás. Esa sería la garantía de la implantación de la obediencia y del miedo que querían imponer y que impusieron durante cuarenta años de cruel dictadura.
Los entrañables personajes de este libro, republicanos y en un noventa por ciento católicos practicantes, no fueron asesinados más que por algo que cuenta una de los entrevistados por la autora: Pastora Palomo, alumna de Carmen Lafuente, maestra de Cantillana (Sevilla) y fusilada en julio de 1936: “Ellos no querían que los maestros enseñaran porque sólo querían resplandecer ellos, y que los pobres nos muriéramos de hambre y que no aprendiéramos nada los pobres”. En esta afirmación rotunda, sencilla y clara, se encierra la respuesta al por qué de estos asesinatos selectivos. “No querían que los pobres aprendiéramos nada”. Un obrero, un jornalero culto es un potencial enemigo. No interesa que la clase trabajadora aprenda demasiado. Hay que erradicar el mal y con él a aquellos que lo propagan: los maestros, que además eran en su inmensa mayoría líderes sociales que ayudaban y aconsejaban en sus derechos recién conquistados a los padres de sus alumnos a los vecinos de su pueblo.
Y así, por poner sólo un ejemplo, no ya de asesinato, sino de crueldad, está el de Arximiro Rico, maestro de Baleira (Lugo): “Lo prendieron y se lo llevaron mientras su madre pedía que lo dejasen. En La Muiña pararon para comer y beber en la taberna de mis abuelos y lo dejaron atado a una argolla que se utilizaba para atar al ganado. Mi abuela intentó darle agua y no la dejaron. Le dieron en cambio unas patadas. Y siguieron bebiendo, probablemente para coger fuerzas. Después se dirigieron por la sierra en dirección a Montecubeiro, que había sido declarada zona de guerra y donde un teniente coronel de la Guardia Civil se encargaba de hacer valer la fuerza del terror. Alguno de los que con él iban hicieron sin esfuerzo parte de la subida, pues subieron a caballo del maestro de San Bernabé. Y en la sierra de Montecubeiro sucedió lo que resulta más estremecedor. Le cortaron los testículos. Le quitaron los ojos. Le cortaron la lengua. Y lo remataron a palos y a tiros de escopeta. Era el primero de septiembre de 1936”
Antes era la oligarquía terrateniente, hoy, son la oligarquía financiera y las grandes corporaciones a quienes les interesa que la clase obrera, la clase trabajadora, carezca de la educación suficiente, para así, poder manipularla a su antojo. Hacer de ella un rebaño sumiso, sin conciencia de sus derechos, atontada por la televisión y engañada por los medios de comunicación, un rebaño manipulable en el que subirse para seguir obteniendo sus pingües beneficios.
Hoy más que nunca es necesario el dotarnos de una Escuela Publica y de unos maestros (profesores de primaria, secundaria, escuelas de adultos...) dignos y valientes capaces de llevar el mensaje de igualdad, fraternidad y cultura para conseguir una sociedad más libre y más justa.
Un libro muy muy recomendable para todos los docentes.
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